Experta en bioética expuso en Viña del Mar sobre la integridad profesional del investigador biomédico

enero 17, 2019

El Departamento Regional de Ética del Colegio Médico invitó a la Dra. Sofía Salas Ibarra para exponer acerca de las características éticas que debe tener el profesional que se dedica a la investigación.

 

“Características Éticas del Profesional Investigador» se denominó la última Reunión Ampliada organizada por el Departamento de Ética del Consejo Regional Valparaíso del Colegio Médico de Chile que dirige el Dr. Julio González Pardo.

Para esta nueva actividad, el Departamento invitó a exponer a la Dra. Sofía Salas Ibarra, experta en bioética e integrante del Departamento de Ética de la Orden. La Dra. Salas es becada en Ciencias Fisiológicas, cuenta con un diplomado en Ética Clínica y Educación Médica (PUC), posgrado en Farmacología Clínica (Royal Postgraduate Medical School, Londres) y un diploma superior en Ética en Investigación (FLACSO, Argentina). Actualmente se desempeña como profesor investigador en el Centro de Bioética de la Facultad de Medicina de la Universidad del Desarrollo.

En su presentación, la facultativa se refirió en primer lugar a la justificación ética de la investigación en salud humana como la perspectiva de generar el conocimiento y medios necesarios para proteger y promover la salud de las personas, y obtener resultados confiables que permitan tomar decisiones que repercutan en la salud de las personas y comunidades. Asimismo, destacó que, no obstante, estos valores no están por sobre la protección y respeto a la dignidad de los individuos.

Enseguida puso como ejemplo el caso de He Jiankui, investigador chino que hizo noticia el 2018 al afirmar haber obtenido, mediante CRISPR, los primeros bebés modificados genéticamente. O Hwang Woo-suk, quien hizo creer al mundo en 2004 que había conseguido clonar células madre embrionarias por primera vez. El propio científico admitió haber falsificado algunos datos de sus investigaciones. El caso del “doctor clon”, provocó numerosas reacciones y perjudicó la investigación en células madres embrionarias. O Piero Anversa, cuya investigación aseguraba que células madres regeneraban músculo cardíaco dañado. Fabricó o falsificó datos de 31 estudios. Los estudios no pudieron ser replicados, pero estimularon creación de empresas para implementar la tecnología. O Yoshihiro Sato, quien fabricó resultados respecto de la prevención de pérdida de la densidad ósea en docena de ensayos clínicos publicados en revistas internacionales.

A partir de estos ejemplos, la Dra. Salas señaló que los factores que hacen ética una investigación son el valor social (quiénes serán beneficiados, cuál sería el potencial beneficio para ellos, cómo podríamos disminuir potenciales impactos negativos), la validez científica (la capacidad del estudio para generar información confiable y válida), la justa selección (la asignación o distribución de los beneficios de la investigación versus la carga que soportarán los participantes), el balance R/B (los sujetos no deben ser dañados, la investigación debe maximizar posibles beneficios, y minimizar posibles daños; y requiere evaluación sistemática de R/B), la revisión independiente, el consentimiento informado (información suficiente, capacidad para consentir y voluntariedad), el respeto por los participantes y la colaboración.

En cuanto a las consecuencias de las faltas a la integridad mencionó que los resultados fraudulentos ponen a pacientes en riesgo, se pierden recursos de salud en tratamientos ineficaces o inseguros, se vulnera el fair play en la carrera académica, se pierde la fe pública en la investigación. Sólo para ejemplificar este último punto recordó las importantes consecuencias –que aún persisten– que generó el falso trabajo de Andrew Wakefield, que relacionó el autismo con las vacunas.

La Dra. Sofía Salas también se refirió a la Declaración de Singapur sobre la Integridad en Investigación (2010), documento que resalta que el valor y los beneficios de la investigación dependen de la integridad con la que ésta se lleva a cabo. La declaración plantea como principios fundamentales la honestidad en todos los aspectos de la investigación, responsabilidad en la ejecución de la investigación, cortesía profesional e imparcialidad en las relaciones laborales, y la buena gestión de la investigación en nombre de otros. Asimismo, describe 14 responsabilidades:

1. Integridad.
2. Cumplimiento de las normas.
3. Métodos de investigación.
4. Registro/documentación de la investigación.
5. Compartir resultados.
6. Autoría responsable.
7. Reconocimiento en publicaciones.
8. Revisión por pares.
9. Conflicto de intereses.
10. Comunicación pública.
11. Reportar conducta irresponsable.
12. Respuesta a prácticas irresponsables.
13. Ambiente para investigación.
14. Consideraciones sociales (balance beneficios sociales vs riesgos invest.)

Al cierre de su presentación, y a modo de conclusión, la Dra. Salas sostuvo que la integridad profesional de los investigadores es fundamental para contribuir a la confianza pública en la investigación. Asimismo, es importante que los mecanismos de control (CEC, pautas institucionales) funcionen, para así proteger a los sujetos que participan en ésta. La comunidad científica internacional debe dar garantías que cuando se traslada la investigación desde el laboratorio a su aplicación en humanos, se haga de manera responsable y segura. Y debe existir fuerte sanción a aquellos que violan los principios éticos de la investigación en seres humanos, incluyendo a los que hacen fraude.

 

 

Busca la información que necesitas