La licencia médica es el derecho que tiene el trabajador de ausentarse de su trabajo o reducir su jornada laboral, cuando tiene una enfermedad o ha sufrido un accidente que amerita reposo o tratamiento por un tiempo determinado. Solamente los médicos cirujanos, los cirujanos dentistas y los matrones o matronas pueden extender una licencia médica, la que posteriormente tiene que ser autorizada por la Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez (COMPIN) o la isapre, según corresponda.
El presidente regional del Colegio Médico, Dr. Juan Eurolo, sostiene que “la licencia médica es un derecho del paciente porque es parte de un tratamiento médico. Por ese mismo motivo, también es una obligación del médico otorgar el reposo necesario cuando existe un diagnóstico que requiere este descanso para la recuperación del enfermo“.
Un tema que preocupa al gremio es la frecuencia con que se rechazan licencias médicas, y que se explica en que éstas se traducen en recursos que debe desembolsar el sistema previsional correspondiente al hacerse cargo del pago de los días no trabajados por causa de una licencia.
El problema, indica Eurolo, es que “se produce un conflicto de intereses que podría perjudicar o dañar al paciente, ya que la misma entidad que tiene que pagar la licencia, es la que también la revisa y decide si la acepta o no. Por ejemplo, en el caso de las isapres hay un contralor médico, quien obviamente no es especialista en todas las áreas, y que decide el destino de una licencia; es decir, si la aprueba, rechaza o reduce. La ley también dice que la podría ampliar, pero eso no lo he visto nunca”, afirma, y agrega que “además, este contralor toma su decisión sin evaluar al paciente. En ese sentido, como Colegio Médico creemos que quien examine y revise esta documentación debiera ser un equipo de especialistas independiente tanto del prestador como del pagador, es decir, tanto del médico que extiende la licencia como de las isapres y Fonasa”.
El presidente regional del Colegio Médico–quien también es jefe del Servicio de Neurología del Hospital Carlos van Buren– reconoce que existen licencias más complejas de evaluar que otras. Es el caso de las licencias frente a cuadros de dolor crónico, como la lumbociática o la cefalea crónica, y casos psiquiátricos, como el trastorno de ansiedad, la depresión y el trastorno de pánico.
También es difícil informar a las entidades pagadoras acerca de cada patología, porque “el médico debe informarlas en un formulario diseñado por gente que no es médico ni menos especialista y que se preocupa más de detalles identificatorios y administrativos como fechas, lugares y otros aspectos, dejando apenas dos líneas para explicar el diagnóstico. Eso nos ha llevado a que tengamos que agregar en muchas ocasiones una hoja de receta, a modo de información complementaria, para asegurarnos de que la información vaya completa y que así el paciente pueda a su vez asegurar el reposo que necesita”.
Cabe señalar que en el caso que una licencia médica rechazada, el paciente tiene la opción de apelar. Los afiliados a Fonasa deben recurrir a la COMPIN, y en caso que vuelva a ser rechazada se apela a la Superintendencia de Seguridad Social (SUSESO). En el caso de los afiliados a isapre, tienen que presentar un reclamo en la Contraloría Médica; si esa instancia rechaza el reclamo, puede ir a la COMPIN y, si ahí nuevamente es rechazado, entonces pueden ir a la Superintendencia.
Descargar formulario para apelar a licencia rechazada en caso de afiliados a Fonasa.
Descargar formulario para apelar a licencia rechazada en caso de afiliados a isapres.
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