En noviembre pasado se realizó en Viña del Mar la primera Jornada Regional de Musicoterapia Chilena. La actividad fue organizada por la Asociación Chilena de Musicoterapia filial V región, en conjunto con el Diplomado de Recursos Musicoterapéuticos para el Abordaje en Salud y Educación, perteneciente al Dpto. de Humanidades Médicas y Medicina Familiar de la Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso.
Este encuentro, patrocinado por el Colegio Médico Valparaíso, convocó a profesionales de diversas regiones del país, que ejercen en el ámbito de la salud, las artes, la educación, entre otros, quienes pudieron experimentar de manera teórica y práctica, los beneficios de la disciplina en el trabajo con niños, adolescentes, adultos y adultos mayores en el área de la salud mental, rehabilitación, comunidad, etc. Además, fue una oportunidad para dar a conocer el programa de diplomado que este año abrió la Escuela de Medicina UV. La asistencia fue exitosa contando con 80 participantes, quienes se mostraron altamente interesados en el ejercicio de la musicoterapia.
La actividad marcó un hito y una nueva etapa para la disciplina en nuestro país, por cuanto evidenció, por un lado, la necesidad existente por parte de los profesionales que asistieron, de utilizar aproximaciones integrales y no tradicionales al trabajo que realizan, y por otro, permitió la difusión de esta profesión a distintas regiones de Chile, mostrando el interés que ha generado la musicoterapia actualmente.
LA MUSICOTERAPIA COMO DISCIPLINA
“Porque es seguro que con ella se baila y se sueña, que encanta o arremete nuestros oídos y nuestra mente, que influye sobre nuestros sentimientos, revela nuestros instintos… Ninguna de las facultades humanas es inmune a la música… creada por el hombre y dirigida hacia él, la música es, de entre todas las producciones humanas, la que permanece más íntimamente ligada a la vida.” (1)
La música, al estar vinculada a procesos personales y sociales, tiene el poder de transformar y condicionar el comportamiento de las personas, siendo capaz de influir en distintas esferas de nuestra vida: social, emocional, mental, física.
Parece extraño para algunos visualizar cómo toda una especie, se ocupa, preocupa y disfruta durante tanto tiempo, por aquello que se hace llamar música.
Ciertas especies de aves, por ejemplo, tienen grabado en su sistema nervioso central usos adaptativos para el canto. En cambio, para el ser humano, el placer y la capacidad de producir notas musicales pareciera no tener utilidad alguna, por lo que debiera ser calificada entre los misterios más grandes de la humanidad.
Aun así, y si bien muchas de las artes que no tienen una función adaptativa, éstas pueden ser producto de dos rasgos: los sistemas motivacionales que nos dan placer cuando experimentamos señales que se correlacionan con resultados adaptativos (seguridad, sexo, autoestima, ambientes ricos en información) y, por otro lado, la forma de saber cómo crear estos estados puros, en dosis concentradas, de estas señales. Así, nuestras capacidades musicales usan y reclutan sistemas cerebrales que ya se encuentran desarrollados para otros propósitos. Esto se relaciona con el hecho de que no existe un centro musical único en el cerebro humano, involucrándose millones de redes neuronales de todo el órgano en esta actividad. A pesar de no tener una función adaptativa desde el punto de vista científico, la música continúa siendo fundamental y central en toda cultura (2).
En este sentido, los seres humanos somos una especie musical tanto como lingüística. Todos podemos percibir la música, los tonos, el timbre, la altura, los intervalos, los contornos melódicos, sus armonías y ritmos. Integramos todo esto y construimos música en nuestro cerebro, utilizando distintas partes de éste. A esta estructuración inconsciente de la apreciación musical, se suma una reacción intensa y profundamente emocional a la música. Pero escucharla no sólo tiene que ver con lo auditivo y emocional, sino que también con lo motor. Escuchamos la música con nuestros músculos: mantenemos el tiempo con la música de manera involuntaria, incluso cuando no la escuchamos. En nuestras caras y posturas reflejamos la narrativa de la música, los pensamientos y emociones que esta provoca y esto ocurre incluso cuando solo la imaginamos. En resumidas cuentas, nuestros sistemas auditivo y nervioso están afinados para la música. Esta susceptibilidad musical innata que tenemos, nos afecta a todos y puede tener el potencial de calmarnos, animarnos, confortarnos, excitarnos, organizarnos y sincronizarnos en el trabajo o el juego. Aún más, puede tener un gran potencial terapéutico para responder a una gran variedad de condiciones neurológicas. Todas estas condiciones y otros tipos de enfermedades, pueden verse beneficiadas por el uso de la musicoterapia (2).
La musicoterapia es una disciplina, es decir un campo de conocimiento, que investiga las diferentes maneras en que la música y los sonidos, pueden ser utilizados para beneficiar el bienestar humano. Al mismo tiempo, es una profesión que utiliza métodos rigurosos de trabajo, bajo un marco ético, para favorecer una mejor calidad de vida en las personas. Así, el musicoterapeuta puede abordar necesidades físicas, emocionales, cognitivas y sociales de individuos de todas las edades, en contextos de orden comunitario, organizacional, hospitalario, educacional. Las intervenciones pueden estar diseñadas para promover bienestar, manejar estrés, reducir dolor, expresar emociones, desarrollar memoria, mejorar comunicación, promover rehabilitación física, entre otros (3).
La musicoterapia ha demostrado efectividad en diversas condiciones de salud, especialmente en el ámbito neurológico y psiquiátrico. En particular se ha mostrado útil en personas con demencia, epilepsia, enfermedad de Parkinson, autismo, rehabilitación de funciones motoras y del lenguaje, funciones cognitivas; también ante síntomas ansiosos, depresivos y dolor en enfermedades somáticas, así como en personas con cáncer (4). En personas con esquizofrenia se ha encontrado que el tratamiento habitual complementado con musicoterapia es mejor que el tratamiento habitual en varios síntomas, tales como ansiedad, depresión, funcionamiento social, síntomas negativos y positivos, función cognitiva, comportamiento y calidad de vida (5,6).
En Chile, alguna de las instituciones que han integrado la musicoterapia son: Hospital Calvo Mackenna, Fundación Coaniquem, Fundación Coanil, Hospital Militar, Centro de Audición y Lenguaje COMUNICA, Hospital del Salvador, Hospital Gustavo Fricke, Centro Penitenciario Femenino de Santiago, Teletón Chile, Colegio Diferencial Paul Harris, ASPAUT, Municipalidad Lo Barnechea, Centro Privado de Rehabilitación Infantil “Manantial”, Instituto Nacional del Cáncer, Fundación Donnebaum, etc.
En Chile particularmente, existen tres formaciones de musicoterapia:
· Postítulo Terapias de Arte, Mención Musicoterapia, Universidad de Chile.
· Diplomado en Recursos Musicoterapéuticos para el Abordaje en Salud y Educación, Universidad de Valparaíso.
· Diplomado de Extensión «Musicoterapia en Educación» Universidad de Chile.
De estas tres, el postítulo de Terapias de Arte, Mención Musicoterapia, es la única entidad formadora de especialistas en Musicoterapia del país. Se espera, dentro de poco tiempo, una mayor consolidación y reconocimiento de la disciplina en Chile y la apertura de la carrera de pregrado, para que más personas puedan acceder a formarse en esta apasionante disciplina.
1. Bachmann, Marie-Laure. La Rítmica de Jaques-Dalcroze. Madrid, Pirámide.1998.
2. Sacks, O. (2007). Musicophilia: Tales of Music and the Brain. New York: Vintage Books.
3. Hanson-Abromeit, D., Loewy, J.V. y Shoemark, H. (2008). Newborn Intensive Care Unit.
4. Miranda M, Hazard S, Mirada P. La música como una herramienta terapéutica en medicina. Rev Chil Neuro-Psiquiat 2017;55(4):266-277.
5. Mössler K, Chen X, Heldal TO, Gold C. Music therapy for people with schizophrenia and schizophrenia-like disorders. Cochrane Database of Systematic Reviews. 2011, Issue 12. Art. No.: CD004025.
6. Kamioka H, Tsutani K, Yamada M, Park H, Okuizumi H, Tsuruoka K, Honda T, Okada S, Park SJ, Kitayuguchi J, Abe T, Handa S, Oshio T, Mutoh Y. Effectiveness of music therapy: a summary of systematic reviews based on randomized controlled trials of music interventions. Patient Prefer Adherence. 2014;8:727-54.